Me han llamado Lucha, pero yo no tenia ni nombre ni casa.
Mi vida se limitó a ejercer de perra para caza de animales
pequeños, de esos de orejitas y muy saltarines.
Casi no me educaron, pero yo era la mejor corriendo.
Mi vida transcurría entre un parto y otro en un frío agujero
y cada vez que tenia a mis hijitos me los arrancaban de mi lado sin yo entender
porque me hacían tener hijos tan bonitos y luego matármelos.
Mi cama era un boquete que yo misma hacia con mis patas para
resguardarme del frío hundida en la oquedad. Mi comida un trozo de pan o unas
sobras de huesos ya rebañados por los dueños a los que gustaba limpiarlos con
sus sucios dientes y sus uñas como garras.
Estuve enferma de pena, al no sentir nunca ni una caricia ni
un aliento. Pero si me daban patadas y me golpeaban mientras iba siendo mas
mayor. Mis hijitos volvían a nacer cada vez mas débiles y pequeños.
Un dia noté un cambio que no había pasado nunca: me metieron
en una furgoneta y me llevaron a una gran carretera donde pasaban coches veloces
sin mirar y sin parar.
Alli me dejaron, sola, aturdida y temblando. Echaba de menos
mi hueco y mi hueso, a mis hijos y a mis otros compañeros.
Me puse a correr a correr, el miedo iba detrás de mi
empujando mi vida más veloz que nunca. Saltaba, esquivaba y seguia corriendo.
Mis ojos ya no sentian, ni el frio ni la luz ni el sol. Me quedé ciega de terror, no sentia
ni el miedo ni la soledad, pero corria libre hacia un lugar desconocido llamado
ciudad.
Alli, me escondi, esperando que nadie viera mi estado de
terror, no queria recibir otra patada ni un posible tiro que me matara. Yo no
tenia dueño ni amo, ni tenia siquiera el calor y el alimento necesario, por
eso,¡¡ quizás la ciudad…¡¡. Me habian
dicho que alli, la gente es compasiva y cuida a mis semejantes con amor y
prestancia: con camas y comidas, huesos llenos de carne y caricias encendidas y
amorosas.
Me ardía la piel y el estomago vacio y esperaba una mirada
que me acogiera y dijeran “ven galga preciosa”.
De pronto un gran camión hizo sonar sus ruedas. Me asusté en
mis cavilaciones y volvi a correr, tanto , tanto, que vi un agujero gigante y sentí, que alli, estaba mi salvación ya que nadie me vería.
Salté por escaleras, por vallas y andenes y al ver que no encontraba la luz, me caí ensordecida y aturdida a las vias.
Corri, volvi a correr, me perseguían unos monstruos gigantes
con luces cegadoras y un ruido infernal, pero yo veria la salida.
Mi carrera era potente del miedo que me apretaba, pero no
encontraba por donde estaba la luz. Alli, creo se hizo un revuelo tremendo porque
nadie me queria atender y me insultaron y vejaron una vez más. Yo queria vivir
y encontrar esa casa de amor y paz.
Luego me han contado mis compañeros que seguían mi pista
para salvarme, pero no me daban salvoconducto para sacarme de aquel agujero sin salida. Estaba
agotada, sedienta, con hambre y con recuerdos. ¿veria a mis hijitos? ¿Lameria una
mano que me sostuviera?.
Todos me han contado los interminables y angustiosos
llamamientos para que esa mano amiga me recogiera con dulzura y me dijera: no
pasa nada, ya estás a salvo.
El terror y mis temblores hicieron que estuviera tan
ensordecida y aturdida que ya no pisaba por donde era, ya me arrastraba sin que
nadie viniera a por mi.
Yo que tanto esperaba de ese rescate, no pudo ser.
En cuatro dias, me han contado que el cielo y la tierra lo
iban moviendo mis posibles salvadores. Yo me dejaría, me era imposible
continuar pero no me abandonaba la esperanza y resistiria e iria con la mano
que me tendieran.
Ya casi no habia solución, me quedé herida en las vias,
inconsciente, vana, extenuada.
Mi intento de salir , era infructuoso, arrastraba mi
cuerpo y me quedaba poco aliento. Solo pensaba en que algo iba a suceder pronto.
Y lo que nunca pensé ocurrió. Una mano in extremis, me
cogió. Habian saltado a las vias incluso arriesgando su vida. Por fin, alguien
me queria.
Dejé que me cogieran amorosamente y noté lagrimas saladas
en mi cara. Miré y abandoné este mundo. Salí por una puerta grande. Sé que me
miraban, que lloraban. Yo, la galga sin nombre, yo la despreciada, había
movilizado hasta comentarios en el mundo entero y decidieron ponerme de nombre
Lucha.
Me enternecí, y fui subiendo las escaleras blandas al cielo
donde me aposenté a descansar de mis carreras y sufrimiento.
Lucha, yo, lucha la mia de animal despreciado. Me habian
puesto el nombre mas precioso que un galgo puede tener, es el nombre de la vida
que llevamos todos nosotros y aquella gente que no conocia, rindió homenaje
múltiple a todos los compañeros con los que estoy desde esa salida en los
brazos de mi enternecedora y amorosa mujer.
Sigo oyendo vuestras voces y sigo mirando desde el cielo
vuestra otra "lucha" por los derechos de los que como yo nacimos en un vertedero
y vivimos en un infierno.
Gracias compañeros y amigos. Lucha no os olvidará y se que
vosotros tampoco porque vosotros también corréis para defendernos.
Benditos mis amigos humanos. Y para aquellos que no movieron
ni un dedo para salvarme, espero que sus pesadillas les acompañen el resto de
sus dias, pero como una galga buena que he sido, no deseo sea para siempre, porque ahí empezarán a sentir el horror como nosotros.
Ya estoy descansando, ya miro sin sufrir, la carrera ha terminado
Fdo. Lucha,