BASES DE LA TERAPIA FLORAL EN ANIMALES: LA BUENA
PRAXIS
Las esencias florales que componen los sistemas
empleados en terapia floral, en si son incapaces de hacer daño a sus
destinatarios, sean Vegetales o Animales. Recordemos que no crean toxicidad
alguna porque no actúan a nivel químico, sino físico: su energía vibracional se
transfiere al agua y de ahí entra en contacto con nuestros cuerpos sutiles para
armonizar el campo emocional. Pero los seres humanos contamos con un amplio
repertorio de maneras de dañar: omitir cuidados y auxilio, hacer uso de nuestra
ignorancia, actuar conforme a juicios mentales sobre los pacientes, ejercer con
falta de humildad, etc. Es decir, que no es la terapia sino el terapeuta quien
establece una diferencia a la hora de obtener los resultados deseados.
Y lo mismo ocurre con la familia humana del Animal,
se cometen errores muchas veces por ignorancia en los cuidados cotidianos de
los diversos Animales domésticos, principalmente por no considerarlos desde su
dimensión de criaturas capaces de sentir y experimentar un rico mundo interior.
Quiero creer que la mayoría de la gente que adquiere el COMPROMISO de vivir
junto a un Animal, están dispuestas a aprender sobre su naturaleza y todo
aquello que necesiten. También están aquellas personas cuyos desequilibrios
emocionales afectan a la sana relación entre miembros de la familia, de la
especie que sean, si bien esto mejora gracias a la terapia floral y a la toma
de conciencia que propicia. Evidentemente, esto es un camino donde muchas veces
se fija el rumbo a base de tropezones, nadie nos libramos de ello, y mientras
aprovechemos el trayecto para crecer y despertar, todo tiene solución.
Al margen de la terapia como medio de sanación que
empleemos, entiendo como necesario que
el terapeuta emplee tiempo a vivir centrado, de lo contrario no será él o
ella mismo un medio de sanación, un canal abierto a la energía vital del
Cosmos. Por una parte, porque como es sabido tratar con seres vivos que
manifiestan sufrimiento en si no es sencillo. Cargar con el sufrimiento ajeno
no es tarea de nadie, impide ayudar con eficacia y además daña al terapeuta a
todos los niveles, psico-emocional, energético y físico. Y con esta observación
no quiero decir que el terapeuta sea distante y trabaje sin amor, todo lo
contrario. Apenas sabemos qué es amar. En el amor no existe juicio, ni
jerarquías, es compasión y empatía, es dulzura y paz, es acompañar en un camino
que se respeta por entero, sin pedir nada a cambio, ningún tipo de
reconocimiento.
Por otra parte, porque ya es hora de desarmar
personajes con más sombras que luz que se escudan en una espiritualidad “new
age”, pero con egos sin elaborar y que no se han dedicado a su respectiva
terapia desde la base y atendiendo a un verdadero cambio de paradigma. Comprendo
que todo sanador no ha atravesado la oscura noche del alma, requisito del
sanador herido, pero yo solo recomiendo y me pongo en manos de aquellos que, si
bien dentro de su personaje, manifiestan con integridad su esencia, saben de
primera mano qué es el dolor del alma, se han abrazado ellos mismos con el
corazón abierto, se aplican a si mismos su terapia (no son pregoneros de un
guión ajeno), es decir, son honestos. Este concepto que en el chamanismo es
imprescindible, en occidente ha quedado de lado porque aquí el terapeuta se
forma mediante el conocimiento y hay demasiados que después de un cursillo montan
un gabinete y una academia. Esto lo he observado incluso en algunos acompañados
de nutridos currículos, pero luego son personas que no han entendido nada sobre
la vida y esconden intereses de todo tipo: económicos, de autoestima...
La mayoría de los terapeutas que se adentran en las
terapias naturales lo hacen partiendo de una búsqueda personal relacionada con
su propio crecimiento interior y cuanto más elaborado esté y más centrado como
ser humano, mejor terapeuta será, independientemente de su formación académica,
que resulta un impedimento o deformación para acercarse a la realidad de la
vida, no solo por lo que alimenta al ego, sino por las falsas creencias
acumuladas.
Esta búsqueda interior, inicio del espiritual viaje
de retorno y donde resulta fácil perderse, también surge en la familia humana
del Animal que cada vez demanda más estas terapias y se enfrenta así a su
propio proceso de evolución, teniendo al Animal como Maestro de vida a un nivel
más profundo y trascendente que el de una mera relación de afecto y compañía,
que pasa a ser más bien de acompañamiento, donde se revelan las causas de los
conflictos emocionales y de salud del entorno común compartido.
Por desgracia, pese a los avances de los años
recientes, en España parecemos lejos de normalizar la aplicación de la terapia floral
(y de otros medios de sanación) en Animales debido a los intereses de los
obsoletos cortijos oficiales, donde la industria farmacéutica, los egos de bata
blanca, también de la “new age”, etc. contribuyen a que la sociedad en conjunto
siga enferma, dormida y alienada, para mantener en ellos su dependencia al
desastre y minar la capacidad individual e innata de realización del auténtico
Ser. Vamos despacio, por nuestra inexperiencia en el tema, la falta de
consideración de los Animales como seres capaces de sentir durante tantos
siglos y la desconfianza de esos oscuros intereses que obstaculizan la entrada
de esta terapia en clínicas veterinarias, centros de acogida, escuelas de
adiestramiento, residencias y tiendas dedicadas a los Animales, criadores,
granjas, etc. Por ello yo animo a tantas personas que conviven con Animales y
los aman profundamente, a que descubran, tomen ellos mismos y den Flores de
Bach a los Animales. Nuestros Amigos del Alma lo agradecerán y su compañía
resultará aún más enriquecedora en nuestras vidas.
Solo puedo contar maravillas de esta terapia. El alivio del sufrimiento que aporta es
un motivo más que suficiente para su uso. Según nuestro diccionario, sufrir es
padecer, sentir, soportar, recibir con resignación un daño moral o físico;
sufrimiento es padecimiento, dolor, pena, tolerancia con que se sufre una cosa.
De entrada, por sufrimiento, sin profundizar demasiado en aspectos filosóficos,
entendemos que es el resultado de un estado de angustia acompañado de dolor
físico y/o moral, incertidumbre…, es decir, aderezos que la mente humana añade
a la sensación física misma del trauma y que muchos se resisten a atribuir a
otros Animales, a pesar de que la ciencia se ha rendido ante la evidencia de
que otras muchas criaturas poseen, no solo un rico campo emocional, sino además
AUTOCONCIENCIA. Su mente está, si, centrada en el presente, pero los que hemos
tratado con Animales que han sufrido un trauma en el pasado, sabemos cómo se
reactivan ante determinados estímulos que la criatura asocia con ello y el
estrés que le genera, con las consecuencias que éste tiene.
Aunque haya quien sólo admite que los Animales sufren
desde el punto de vista físico y por ello la ética les mueve a proveerles de
una vida y muerte sin dolor, que ya es bastante, algunos vamos un poco más allá
y es lo que planteo, en el ámbito espiritual. No solo atender los padeceres del
cuerpo, no solo cuidar los sentimientos que en el Animal se producen y que la
Terapia Floral ampara como pocas, además entender que nuestras acciones tienen
un efecto que sobrepasa esta percepción nuestra de las cosas que nos rodean y,
sin entrar en dilemas sobre el karma, amar a los demás como a nosotros mismos,
a nuestro verdadero ser: desnudar al ego y ser el dharma, ser lo que de verdad
se Es. Entonces la separación desaparece. Hipócrates afirmó que “el alma es la misma en todas las criaturas
vivientes, aunque el cuerpo de cada una es diferente.” Si tal como decían
los mayas en su saludo: yo soy otro tú y
tú eres otro yo, si somos uno y venimos y volvemos hacia la Unidad, la
discusión ni siquiera es posible. Si entendemos que la compasión es una de las
vías más poderosas para la trascendencia del ser humano, la duda no existe. Emplear las Flores de Bach en el cuidado de
los Animales es un medio más para gozar de la experiencia de amar.
Atendiendo a los
cuatro principios de la bioética:
·
No maleficencia
(Primum non nocere): No hacer daño, abstenerse intencionadamente de realizar
acciones que puedan causar daño o perjudicar a otros. Es un imperativo ético
válido para todos y no sólo en el ámbito biomédico, sino en todas las facetas
de la vida. Como he señalado al principio, es un precepto ya intrínseco en la terapia
floral.
·
Beneficencia:
Hacer el bien, actuar en beneficio de otros, promoviendo sus legítimos
intereses y suprimiendo prejuicios. Acompaña al anterior.
·
Autonomía: La
autonomía expresa la capacidad para darse normas a uno mismo sin influencia de
presiones externas o internas. En base a ello, los Animales pese a su falta de
“pensamiento racional” son perfectamente capaces de decidir cómo vivir en
plenitud en su medio natural por sus propios medios, no solo instintivos, sino
de sabiduría innata a un nivel profundo de su ser. Antes de la aparición del
ser humano, los Animales ya existían y aquellos que gozan de un estado
silvestre, no sujetos a las consecuencias de la domesticación, pueden seguir haciéndolo
sin nuestra intervención, que solo se plantea como necesaria cuando pretendemos
reparar el daño que nuestra torpe especie y los avances de la “civilización”
les causan, cada vez que les ponen en situación de peligro. Los Animales
domésticos no disponen de autonomía en su ámbito cotidiano, en especial
aquellos confinados en hábitats artificiales y recintos acotados como jaulas,
donde no pueden elegir ni el aire que respiran. Nosotros decidimos por ellos,
en los mejores casos en base a su bienestar y motivados por el cariño, pero sin
recibir expresamente su consentimiento. Un Perro en un hogar puede ser feliz,
pero no escoge la hora de su paseo ni la composición de su comida. La
comunicación que propongo establecer con los demás Animales y que propicia la terapia
floral, basada en la intuición, nos da una idea de cómo acercarnos a su
verdadero estado de autonomía dentro de lo que supone nuestra convivencia
conjunta, como ocurre entre el resto de miembros de cualquier familia humana.
·
Justicia: El más
elevado principio de la ética consiste en tratar a cada uno como corresponda
con la finalidad de disminuir las situaciones de desigualdad. En el caso de los
Animales y para comprender mejor este principio, partamos de la conveniencia de
dejar de una vez de ser especistas, de dejar de discriminar a las criaturas en
función de su especie, de infravalorarlas por no ser “racionales”. La terapia floral
es aplicable a Animales de cualquier especie, vivan en libertad silvestre o en
una relación estrecha con el ser humano basada en la domesticación. Animales de
diferentes grupos zoológicos, desde Mamíferos, Aves, Reptiles, Anfibios, o
Peces, responden a la terapia positivamente. Las Flores de Bach en si no hacen
ningún tipo de distinción, no son especieistas; por desgracia algunos
terapeutas si las hacen debido a su falta de apertura interna, etc. No falta
quien, entre la “new age”, considera reencarnaciones inferiores a los demás
Animales; ¡más nos valdría atender al pleno nivel de consciencia incluso del
más pequeño Animal de la creación y hermanarnos con ellos!
Este principio implica aplicar los tres anteriores
llegando a la mayor cantidad de seres vivos posibles (grupo, comunidad,
región…). Al respecto cabe también señalar que la Terapia Floral, como
cualquier medio sanador, debería ser aplicada a quien la pida, de manera
altruista si el receptor no puede costearla, como hizo Edward Bach. Los
familiares humanos del Animal son demandantes de la terapia, pero también los
Animales llegan a pedir que se les den las gotas de las esencias florales,
porque desde su entendimiento comprenden que lo necesitan y es injusto
negárselo; además en ocasiones son Animales que viven en refugios saturados y
con limitados recursos económicos, en espera de una adopción que no siempre llega.
En el Código
de Práctica de la Fundación Bach (edición revisada en noviembre 2009,
disponible en
http://www.floresbach.com/flores_bach/practitioners/codigo_practica.htm), se
recogen de manera explícita argumentos que apoyan lo expuesto anteriormente, entre
ellos cito textualmente algunos puntos que quiero destacar:
Preámbulo
“Ninguna
ciencia ni conocimiento son necesarios; sólo los sencillos métodos aquí
descritos. Los que más aprovecharán este Don Divino serán aquellos que lo
mantengan puro, libre de ciencias y teorías, porque todo en la naturaleza es
sencillo.” - Dr. Edward Bach, The
Twelve Healers (Las Doce Sanadoras)
1. General
El método curativo del doctor Bach (en adelante el
“Sistema”) es un método de autoayuda y autodescubrimiento que consta de 38
remedios florales y un planteamiento sencillo y fácil de selección y uso.
3. Clientes
3.1. Los practitioners deberán actuar como
facilitadores y guías y procurarán ayudar a los clientes a que aprendan el
Sistema para que puedan usarlo sin ayuda consigo mismos o con sus familias.
3.2. Los practitioners deberán permitir que el
proceso de curación avance al ritmo de los clientes, con el fin de que vayan
conociendo mejor sus propios estados emocionales.
3.3. Deberán asimismo proporcionar un ambiente seguro
y confidencial para la consulta.
3.5. Los practitioners deberán respetar los
problemas, necesidades y sentimientos de sus clientes, así como su base
cultural y sus creencias religiosas.
3.6. Cada practitioner deberá advertir a sus clientes
de que son en todo momento responsables de su propio bienestar.
3.7. Los practitioners deberán ser conscientes del
impacto negativo que pueden tener sus emociones, actitudes y comportamientos
sobre sus clientes. Con el fin de prevenir esto utilizarán personalmente el Sistema y tomarán otras medidas
adecuadas.
4. Práctica profesional
4.1. Los practitioners deberán estar a la altura de
las más elevadas normas éticas y profesionales de su práctica profesional.
4.8. Con el fin de seguir en la línea de benevolencia
del doctor Bach, las tarifas impuestas a los clientes deberán ser justas y
razonables.
Si bien todas las profesiones cuentan con un código
deontológico, máxime si el objeto de su trabajo es atender seres vivos, que
incluye aspectos legales como el secreto profesional, la ética se concibe a
menudo como mera teoría aunque dista de serlo. Su práctica en lo cotidiano es
deseable en el contexto de un modo de vida verdaderamente humanizado, donde
cada cual se replantea con cada situación, relación o experiencia qué es aquello
que importa y merece la pena de verdad. Así la inmensa mayoría sucumbe ante la
evidencia de que en el bienestar personal, familiar, y colectivo, priman el
afecto y la salud ante el materialismo y lo superfluo.
Las esencias florales funcionan y también la terapia floral,
a pesar del camino que nos falta por recorrer a los terapeutas. Por tanto,
hagamos un uso apropiado de la terapia floral, que consiste en evitar
contaminarlo con las falsas creencias de cada uno. Para una buena praxis,
atendamos a las bases filosóficas y espirituales reflejadas en los escritos
originales del Dr. Bach. Su validez ampara las inquietudes profundas de la
actual y maltrecha humanidad. Él animaba a conocernos a nosotros mismos y a
reconocernos como parte de la Naturaleza. Vivirlo como un hecho hace sencillo
su manejo y que el tratamiento con Flores de Bach esté al alcance de todas las
criaturas que lo necesiten. También el modelo del Dr. Bach ratifica una vez más
que solo la ciencia unida al humanismo consigue avances en pos de un mundo
mejor; su biografía es una de las muchas que lo demuestran.
Mª del Pilar Zamarra San Joaquín
ANIMALES DEL ALMA
Animales, Vínculo Espiritual y Consciencia
http://sanadoresymaestros.blogspot.com
animalesdelalma@ya.com
Del libro de esta autora “Flores
de Bach en Animales, Camino de Sanación y Conciencia en el Amor a Nuestros
Amigos del Alma” Ediciones Doce Calles, segunda edición ampliada, 2013.
Publicado en Revista Universo
Holistico, Guia Cielo Y Tierra, número 56, Enero 2013. Universo Holístico, S.L. Ciempozuelos (Madrid)