Me acerqué tímida y temerosa. Os oía ladrando, solos, indefensos, sin
una caricia, ni una cama ni un cariño ni una mano que aliviara vuestro
dolor. Eso hizo mi determinación: se convirtió en la decisión de hacer una breve misión de kilómetros y
decidí, que salvaría a todos los que mi fuerzas me permitieran.
Sentí como se cerraban las cadenas y los candados, en las puertas del
chenil. Allí no habría comunicación, solo vuestros lamentos breves y penosos
Tu que miras a la lejanía, al recuerdo de una calle, un campo, la
hierba y los tréboles creciendo y tu corriendo y saltando por ese prado,
maldigo a quien te echo a una cárcel con cadena y candado para que no escapes
del cruel destino al que te abocaron.
Aquel ser inmundo, indeseable
persona, un inconsciente, te dejó porque le molestabas, no le servias y te
castigaba con un encierro de por vida hasta que te salvase la mano que iba a ir
a por ti, como los príncipes van a por las princesas tendiendo su brazo y
rompiendo el candado hacia la libertad.
Yo soy tu príncipe y no quiero ver en tus ojos el terror del encierro;
de la mutilación de tu libertad.
A todos os llevaré mi voz, mi aliento, de que saldréis, pero sino es así,
yo os daré gritos alegres y os llamare con cariño para que sepáis que no estáis
solos, que os ayudo, que os quiero y deseo que ese encierro sea tan corto como
un pastel en un goloso.
Mis manos no darán a basto para acariciar vuestras cabezas y hocicos y nos haremos amigos de cadenas,
porque os entiendo. Si os dejaron de querer tendréis mi cariño.
Cuando salgáis conmigo, charlaremos de cosas y de lo bonita que es la
libertad acompañado de un amigo. Abrazaré vuestros delgados cuerpos, vuestras
maltrecha salud de perro infeliz y sanareis esos ratos siendo felices junto a
mi.
Se que es poco, pero eso es una diferencia sustancial para ti, para
que no enfermes y salgas de la soledad de las rejas del espacio mínimo, del frió
suelo, de la dura noche y el cruel día que te deja esperando esos 20 minutos de
salida al sol a pisar la arena y ver los árboles donde dejas tu marca para que
el siguiente que pase sepa que tu también vas por esa senda. Hoy vas acompañado
por mi, con mi cariño habladote y preguntándote mientras me miras risueño
porque la voz humana es tu caricia mas deseada.
Tu nombre y tus orejitas ondean la palabra que nunca has escuchado: te
quiero animal mío, te doy lo que tengo, y tu nunca olvidaras el día que yo te
saqué a pasear mientras ambos soñábamos con el mundo libre de abandonos,
dejadeces y sobre todo soñábamos con un amanecer acompañados para siempre.
Mi querido y amado encarcelado, tu y yo seremos la sal y la pimienta
en esta relación cruenta donde ambos sacaremos lo mejor del paseo: la compañía,
la palabra, la caricia y ese sol que ciega nuestra ilusión por estar juntos ese
rato que te brinda una anónima, yo.
Tú y yo seremos esa tarde la compañía perfecta para que olvidemos la
cárcel y vivamos esos momentos felices de sueños que van a ser incumplidos,
pero serán disfrutados.
En mi cama te recordaré y espero que tu también, porque los sueños de
libertad, se cumplen y tus cuatro patitas y hocico dulce, me esperará ansioso
para cuando llegue y cuando agarre tu cabecita linda me mires sabiendo que soy
tu paseadora. Seré tu paseadora de sueños libres.
Mi recuerdo y mi pesadilla para
la libertad olvidarán tu pesar de perro abandonado porque esperas y esperas. La
vida, es la esperanza que te deseo mi lindo y querido mudito de palabras pero
no de miradas e intenciones.
Hoy te vuelvo a recordar esperando tu hociquillo, olisqueando a ver si
hay un premio. Lo habrá y el mio será tenerte a mi lado buscando familia que te
adopte con tiernas camas y encendidos cariños.
Elena Navarro
Elena Navarro